Quejas en el aire

Tras enterarse de la muerte de Alfonsina Storni, Irene, angustiada, tomó un racimo mortal de barbitúricos -emulando a Pizarnik- y se metió a la bañera llena de espuma y de la frustración de haber nacido escritora en esta sociedad patriarcal. Ahora, cuando sus amigos y familiares visitan la tumba, llevan botellas de agua y jabón y saturan el cementerio de burbujas. Irene creía que las burbujas eran recaditos hacia Dios y que, al explotar, eran la prueba irrefutable de que el Divino ya los había escuchado.
Héctor
22 de March de 2023 / 15:51
El candil que baja al subcosnciente 10 de March de 2023 / 20:11
Héctor
taller: ¿última vuelta? 22 de March de 2023 / 14:05
carlos bortoni
Muchas gracias, querido. (final) 22 de March de 2023 / 15:51
Héctor
 

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