A Anna Politkóvskaya, in memoriam.

Tanto le hablaba el preceptor de la prosperidad que gozaba el reino tras las conquistas de su padre que, una tarde, la princesa escapó, deseosa de contemplarla. Días más tarde fue encontrada, hambrienta y ojerosa, y devuelta a palacio por la guardia real. Desde entonces no quiso más clases, ni bailes, ni banquetes sino que, encerrada en sus aposentos, se dedicó describir lo que había visto.
No tardó el rey en conocer la naturaleza de los escritos de su hija. Preso de la furia, ordenó que le cortasen la mano derecha y, más tarde, también la izquierda, pues la joven aprendió a escribir con ella. Fue inútil: cada vez que se las cercenaban, nuevas manos surgían de sus muñones para poder seguir dando testimonio, hasta que al fin su padre la mandó decapitar.
Y allá, en el lugar donde enterraron su cuerpo, brotó un árbol con cinco ramas ágiles como dedos cuyas hojas, al danzar con el viento, aún susurran historias de guerras y miseria, de mutilados, huérfanos y viudas.
Urraca
16 de March de 2023 / 11:32
La canción de la verdad 16 de March de 2023 / 11:32
Urraca
me gustó el final! 16 de March de 2023 / 18:59
Curie
Gracias por comentar, Curie 20 de March de 2023 / 10:05
Urraca
Taller - Comentario 18 de March de 2023 / 23:35
José M. Nuévalos
Muchas gracias, Josep, 20 de March de 2023 / 10:06
Urraca
Taller - SELECCIONADA 21 de March de 2023 / 23:14
José M. Nuévalos
 

Para poder escribir en la Marina, tienes que registrarte como usuario o ingresa.