Ximena, la sanadora de máquinas, nunca fue una niña común; además de leer el tarot, pedía como paseo ir a los aeropuertos para hablar con los aviones. Aún no había aprendido a curarlos, pero ya les brindaba tierna felicidad al contarles sobre sus juegos y escuchar sobre sus viajes.


Muchas gracias por tus observaciones, Marcial. Quité la coma y la cacofonía, y para el otro comentario añadí una descripción, “la sanadora de máquinas” (y cambié “sanarlos” por “curarlos” para no ser repetitiva). La cuestión es que estoy haciendo una serie de micros con esta temática para la convocatoria, pero tienes razón, debe tener sentido sin el contexto. Dime si te parece suficiente o consideras necesario hacer otro cambio, por favor.