El pequeño comerciante, de Héctor
Entre niños lustrabotas, vendeperiódicos y vendefrutas jugábamos a los tres hoyos o a la puntería. Si alguno de nosotros le ganaba sus canicas a Monchito, que era huérfano y el más pobre de todos, en represalia, él amenazaba con tragárselas. Así, ante el morbo general, las hacía desaparecer en su boca. Al día siguiente, apostaba con las mismas canicas. Llegó a almacenar tantas que las vendía a niños de barrios aledaños quienes, felices e ignorantes del proceso que habían sufrido, las compraban a bajo precio.
Mónica Brasca
01 de October de 2022 / 09:17
Selección del día 14. Vuelvo a subir la selección, que ayer cayó en el misterioso triángulo de las Bermudas... 01 de October de 2022 / 09:17
Mónica Brasca
También en la Bitácora. 01 de October de 2022 / 09:23
Mónica Brasca
 

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