Ella en la oficina - mi reino por unas rayas...
Pasan de las 2 de la tarde, y el sol nos está avisando que en unas horas se irá a descansar, para dejarle el turno a Tláloc y sus hijas las nubes grises.
Por el pasillo desfilan los pasantes, los abogados, la alfombra cubre de pared a pared el piso con su diseño a cuadros grises...caigo en la cuenta de que no he comido por ir con el arrendador a renovar la renta, un socio de voz fuerte da indicaciones al abogado de su equipo, él se ausentará un par de horas. Su cara me recuerda a un personaje de ficción, no sé exactamente cuál.
Todos nos sentamos frente a nuestras computadoras esperando que la tarde camine y nosotros con ella, lentos, en mi caso amodorrados, deseosos de unas rayas para revivir...sí, unas rayas, yo, la mujer normal, ésa que nunca se ha metido una droga. Sólo leo las vivencias de otros al consumirlas, como si a través de la lectura aspirara esas sustancias...
En un concierto de Sisters of Mercy hace muchos años, la droga corría a raudales, y al día siguiente me dolía la cabeza. Oh, qué horror, pensé, pues a mis 26 años no era yo el prototipo de joven consumidora, pero aquello estaba casi diluído en el tiempo, salvo la multitud, vampiros de la noche todos.
Por el pasillo desfilan los pasantes, los abogados, la alfombra cubre de pared a pared el piso con su diseño a cuadros grises...caigo en la cuenta de que no he comido por ir con el arrendador a renovar la renta, un socio de voz fuerte da indicaciones al abogado de su equipo, él se ausentará un par de horas. Su cara me recuerda a un personaje de ficción, no sé exactamente cuál.
Todos nos sentamos frente a nuestras computadoras esperando que la tarde camine y nosotros con ella, lentos, en mi caso amodorrados, deseosos de unas rayas para revivir...sí, unas rayas, yo, la mujer normal, ésa que nunca se ha metido una droga. Sólo leo las vivencias de otros al consumirlas, como si a través de la lectura aspirara esas sustancias...
En un concierto de Sisters of Mercy hace muchos años, la droga corría a raudales, y al día siguiente me dolía la cabeza. Oh, qué horror, pensé, pues a mis 26 años no era yo el prototipo de joven consumidora, pero aquello estaba casi diluído en el tiempo, salvo la multitud, vampiros de la noche todos.
Carmilla
18 de August de 2022 / 09:34
18 de August de 2022 / 09:34
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