Una vieja lesión en un costado me hizo despertar cuando dormía y cambié de posición en el camastro. Al abrir los ojos vi la silueta que se acercaba en la penumbra desde la puerta de la celda. Llevando un dedo a la boca me indicó que guardara silencio. 
—Shh, no te muevas y cierra los ojos —susurró— . Hoy no vengo por ti.

De inmediato clavó el cuchillo varias veces en el cuerpo de mi compañero de la litera de arriba mientras yo ideaba qué hacer para no ser culpado de esa muerte. Al intentar incorporarme bruscamente para detenerlo, mi cabeza golpeó con fuerza contra el larguero superior.  Mi mente se nubló y perdí el conocimiento. Esa fue mi salvación. Después de algún tiempo desperté en la enfermería del penal bañado en sangre. Creyéndome herido, me asusté todavía más. El médico me administró un calmante y declaré lo ocurrido. Me tranquilizó que dos  celadores confirmaran mi versión. Las gotas del rastro que salía de la mazmorra abierta eran de la misma sangre que permeó a través de la colchoneta mientras yacía inconsciente. Ahora ya no duermo. Esa nueva herida en la cabeza solo me hace pensar en el día que el asesino, la muerte o ambos decidan venir por mí.
Neo
14 de August de 2022 / 19:33
Testigo insomne 14 de August de 2022 / 19:33
Neo
Taller 17 de August de 2022 / 15:15
Mónica Brasca
 

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