Con dificultad logró escapar de sus captores. Su desnudez pasaba desapercibida ante el horror que su presencia provocaba en las calles donde el hambre y la sed lo hicieron matar al primero que se atravesó en su camino, mordisquearlo y beber su sangre ante quienes pudieron verlo. Corrió hasta Central Park, donde se refugió, y al amanecer, con la cabeza despejada, se observó frente a un estanque. Solo quedaban unos cuantos pelos en la cara y los brazos, y mientras iba recordando lo sucedido, entendió por qué lo llamaban El lobo de Wall Street.
Cicerón
13 de August de 2022 / 23:10
La Gran Manzana 13 de August de 2022 / 23:10
Cicerón
Tallereo: 21 de August de 2022 / 22:52
Víctor M. Campos: el tallerista de los días 13.
Mi respuesta al taller 22 de August de 2022 / 18:12
Cicerón
 

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