Soy feliz con la vida que llevo. Hoy, después del desayuno, llevé a los niños a la escuela. De ahí al bar de la esquina de la oficina a por otro café antes de enfrentar el día laboral. La oficina con su clásico ritmo, sólo interrumpido por el nuevo chisme: habían visto a la chica de las fotocopias a los arrumacos con el jefe de sector. Almuerzo en algún carrito callejero, resolver pendientes, ordenar el escritorio y emprender la vuelta a casa en donde me reciben mis hijos con sus peleas mientras mi esposa les grita desde la cocina que dejen tranquilo a papá porque está cansado, que vayan a terminar la tarea, que en un rato serviría la cena. Me acomodo en el sillón, cigarro y whisky en mano, suspiro mientras observo el halo de luz que entra por la única y pequeña ventana que hay en la parte superior de la pared. Escucho el tintinear de las llaves que abrirán la puerta, y entrará el mismo enfermero que hace 10 años para inyectar la misma dosis de calmante previo haberme desanudado el chaleco de fuerza. Sonrío, al tiempo que recuerdo las palabras de mi padre: “La única verdad es la realidad”.
Ea Ea Pe Pe
07 de July de 2022 / 17:11
Detrás de mi ventana 07 de July de 2022 / 17:11
Ea Ea Pe Pe
Comentario 08 de July de 2022 / 11:31
Sara Coca
 

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