Al filo de la medianoche de aquel caluroso martes las ideas le daban vuelta en la cabeza. El zumbido generado por el aparato con el que pretendía probar su teoría de la expansión del tiempo lo inquietaba; no era normal . De pronto, un resplandor zigzagueante, semejante a un relámpago apareció entre los electrodos que había colocado en el techo y el piso. Instantes después, se transformó en un aro, dentro del cual el aire parecía bailar, como en un espejismo y la curiosidad lo empujó a atravesarlo. Una vez del otro lado, cesó el ruido, el círculo se disipó y sintió una tranquilidad inusual. Había sido suficiente por ese día. Desconectó los cables y antes de ir a la cama, encendió la radio.

—Buenos días, queridos y desvelados radioescuchas. Son las cero horas con un minuto. Sean bienvenidos a nuestro espacio radiofónico, un oasis fresco y maravilloso  entre las dunas de la áspera temporalidad donde, con música, noticias y diversión, los acompañaremos durante los siguientes veinticuatro millones de horas de este venturoso márcoles veinticuatro y medio de mayo de 2022.  Esperamos que disfrute con nosotros este esplendoroso día que apenas comienza.