"Silencio en la ciudad. La luna vigila cualquier movimiento. Solo los gatos escudriñan los barriles del misterio", es un buen comienzo para una novela o cuento. Eso me procura mi minino cada vez que maúlla para que le abra la puerta en la mañana. El vago se pierde por la noche a ser testigo y cómplice de lo que sucede bajo las sombras.. És el recopilador de las historias pecaminosas y oscuras que la gente no se atreve a cometer a sol abierto. Cuando me enfrento a la hoja en blanco, lo acaricio, como a una lámpara maravillosa, y él maúlla y maúlla, soltándome "toda la sopa", mientras yo traduzco los misterios que luego escribo en la computadora. Y, por lo visto, mi cachorro solo funge de corresponsal: nunca ha venido herido, rengueando, ni tampoco he tenido el reclamo de alguna gatita por el sustento paternal. Maúllan en la puerta.