Feminismo a ultranza
Mientras la mujer hacía esfuerzos por medirse un bikini por encima de la ropa, el dueño de la boutique se acercó amablemente.
—¿Me permite un segundo, señorita? Tal vez pueda ayudarle —le dijo mientras señalaba el cartel de los vestidores.
—Insolente, canalla, ¡acosador!. Vaya descaro. ¡Ni siquiera le he permitido el primero!
—¿Me permite un segundo, señorita? Tal vez pueda ayudarle —le dijo mientras señalaba el cartel de los vestidores.
—Insolente, canalla, ¡acosador!. Vaya descaro. ¡Ni siquiera le he permitido el primero!
Hugonote
14 de April de 2022 / 20:13
14 de April de 2022 / 20:13
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