Mientras la mujer hacía esfuerzos por medirse un bikini por encima de la ropa, el dueño de la boutique se acercó amablemente.
—¿Me permite un segundo, señorita? Tal vez pueda  ayudarle —le dijo mientras señalaba el cartel de los vestidores.
—Insolente, canalla, ¡acosador!. Vaya descaro. ¡Ni siquiera le he permitido el primero!
Hugonote
14 de April de 2022 / 20:13
Feminismo a ultranza 14 de April de 2022 / 20:13
Hugonote
SELECCIONADA Feminismo a ultranza 19 de April de 2022 / 05:58
Aida López Sosa
Vale, Aída. Me quedo con lo que propones 23 de April de 2022 / 02:26
Hugonote
 

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