La muerte vestía de negro
La vida era un juego para él. Cuando escuchó el silbatazo final, buscó a quien fungía como árbitro para exigir respeto a las normas. Argüía que, ante el empate que sostenía con la vida, era procedente que se jugaran los tiempos extra reglamentarios. Los argumentos y la inusual petición sorprendieron a la silbante celestial, quien no tuvo más remedio que acceder a regañadientes.
Pepe Le Pew
05 de April de 2022 / 17:21
05 de April de 2022 / 17:21
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