—Cariño, ya es hora de levantarse —dijo la mujer a su esposo al abrir los ojos. 
—No molestes, apenas son las cinco de la mañana —respondió mientras permanecía volteado hacia el otro lado de la cama.
—No entiendo, siempre despierto a las seis.
—Ya estamos en el horario de invierno —replicó enfadado.
—Tuve una pesadilla espantosa —dijo ella. Él solo refunfuñó sin moverse.
—Mmmh, ¿Y?
—Soñé que viajaba al pasado y, que en lugar de conocerte y casarnos, me atrapaba un viejo pobretón, feo, repulsivo, maleducado y de malas costumbres. 
—¿Como cuáles, amorcito? —dijo el hombre mientras volteaba hacia ella.
—¡Ay!, que horror —exclamó al verlo—. Creo que por las prisas y el cambio de horario, tomé el tren equivocado de regreso.