Luego de horas para recolectar los pesados troncos, acomodarlos y encenderla, la enorme hoguera iluminó el firmamento con sus coloridas lenguas de fuego y vivos destellos. Satisfecho por el resultado, danzó jubiloso en torno a ella. El pueblo se congregó alrededor en pocos minutos. Tomados de las manos y envueltos en abrazos, cantaron los tradicionales villancicos navideños, comieron y los brindis se prolongaron hasta vislumbrar el amanecer en el lejano horizonte. Poco a poco la gente se retiró hasta dejarlo solo frente a su monumental pira, que amenazaba con derrumbarse e incendiar las casas y árboles cercanos. Resignado, tomó un cubo y empezó a caminar. El pozo estaba a ocho cuadras de distancia.
Pi
16 de February de 2022 / 23:23
El que la hace, la apaga 16 de February de 2022 / 23:23
Pi
Taller - COMENTARIO 19 de February de 2022 / 01:28
José M. Nuévalos
 

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