–¡Alto ahí, no se mueva! –le gritó el aparecido ladrón de pacotilla a su pasmada víctima, una anciana como de 80. Ella, incapaz de huir, sacó fuerzas de entre sus arrugas y sorprendió a su asaltante propinándole sendos golpes con su paraguas. El hombrecillo, sin poder reaccionar, le gritó desde el piso:
–Llévese lo que quiera señora, pero por favor ¡déjeme el paraguas!
esleongo
16 de May de 2017 / 10:28
En una esquina 16 de May de 2017 / 10:28
esleongo
 

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