¿ARDE PARIS?
Los bomberos llegaron por la Rue Gabrielle al sitio del reporte cuando el siniestro ya se había iniciado. La silueta de un individuo se ocultó entre las sombras detrás de los árboles. A una imperceptible señal del capitán Marcel Ardent, dos de sus hombres se escurrieron por detrás a ambos lados. No había que dejar cabos sueltos. Podía tratarse de un simple curioso, pero también de un fanático o un terrorista y corrían peligro. Tomaron por sorpresa al sujeto y lo llevaron ante su jefe mientras, frente a ellos, toda una manzana del barrio de Montmartre ardía.
–Por favor no me hagan daño, soy inocente –chilló hecho un ovillo a sus pies–. Simplemente cumplí con mi deber ciudadano.
–¿A qué te refieres? –preguntó Ardent mientras los números cuatro, cinco y uno en su casco resplandecían frente a las llamas.
–A que fui yo quien hizo la denuncia por teléfono.
–¿Y quién inició el incendio?
–Yo mismo también.
–¿Sabes que eso va contra la ley y se llama usurpación de funciones? Nosotros somos los únicos autorizados para quemar libros.
–Lo sé, pero no podía quedarme con la curiosidad. El título de ese libro era muy sugerente.
Pseudónimo
–Por favor no me hagan daño, soy inocente –chilló hecho un ovillo a sus pies–. Simplemente cumplí con mi deber ciudadano.
–¿A qué te refieres? –preguntó Ardent mientras los números cuatro, cinco y uno en su casco resplandecían frente a las llamas.
–A que fui yo quien hizo la denuncia por teléfono.
–¿Y quién inició el incendio?
–Yo mismo también.
–¿Sabes que eso va contra la ley y se llama usurpación de funciones? Nosotros somos los únicos autorizados para quemar libros.
–Lo sé, pero no podía quedarme con la curiosidad. El título de ese libro era muy sugerente.
Pseudónimo
25 de November de 2021 / 05:51
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