Mi plan estaba en marcha aquella noche de carnaval. Luego de encontrarlo entre la multitud y hablar del amontillado que había conseguido, fuimos hasta el palazzo. No obstante que su actitud me pareció vacilante y extraña, proseguimos hasta el sótano donde, supuestamente, estaba aquel tonel. Antes de continuar, bebimos algo que encontramos por ahí hasta embriagarnos. Aproveché un descuido suyo, lo encadené al muro del fondo de un gran nicho y empecé a levantar la pared con piedras y mortero. Mientras se esforzaba por zafarse, entre sorprendido y furioso, sus gritos resonaban en la oscura oquedad: “¡Lo sabía. Eres un maldito traidor y mal amigo!”

Solo restaba la última hilera de ladrillos para concluir mi tarea, cuando apenas alcancé a escucharlo gemir: “Por Dios, Fortunato. ¿Quién demonios te previno?”
P. Razo
15 de November de 2021 / 06:22
El sutil y delicado arte de sospechar 15 de November de 2021 / 06:22
P. Razo
Taller (en sustitución de Patricia Mejías) 29 de November de 2021 / 05:58
Carmen Simón
 

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