Después de años de robar a los ricos para repartir el botín entre los pobres, Robin Hood se dio cuenta de su error. Por más que hacía, los ricos eran cada vez más ricos, los pobres seguían en la miseria y, encima de ello, eran más, pues se reproducían como conejos. Con ayuda de Lady Marian, Tuck y otros convencidos, fundó escuelas, estableció talleres y fábricas, creó la primera clínica de control natal y, retirado en su granja porcícola, se convirtió en el primero de los pequeños cerdos capitalistas de la comarca de Nottingham.