Desde el interior se escuchan los gritos de protesta. Afuera está Alonso Quijano, al lado de los débiles y oprimidos, abanderando una causa que cree justa. Desafiante, esgrime su espada contra el enemigo común, atrincherado en aquella fortaleza inexpugnable. A su lado están desde Odiseo hasta Artemio Cruz, acompañados por Hamlet, Jean Valjean y Edmundo Dantès. Otros, como Elizabeth Bennet, Dorian Gray, Ángela Vicario y Pedro Páramo secundaban a sus colegas que reclaman regalías a quienes cobraron fama, y dinero, a sus costillas.

–Hombres necios que acusais al escritor sin razón, sin ver que en esta ocasión, da lo mismo si gritais –vocifera un encolerizado Cervantes que asoma por una ventana del Club de Escritores.
–Momento, eso es plagio; o al menos un intento, don Miguel – lo detiene Juana de Asbaje dando un salto–. Camorra no busquéis, que algún día la encontraréis –añade.
–Tranquilícense todos, también usted, sor Juana –exige Sófocles, uno de los decanos– váyanse a descansar que mañana será otro día. Recuerden que cada año hacen lo mismo estos malagradecidos: vienen, gritan uno o dos días, pintarrajean las paredes y luego, desaparecen.
–Cierto –interviene Camilo José Cela–. Hay otros asuntos más importantes de qué ocuparse.
–Como el de los plagios –irrumpe desde un oscuro rincón Carmen Formoso– ¿verdad señor Cela?
Pi
09 de November de 2021 / 00:44
En familia 09 de November de 2021 / 00:44
Pi
Taller (seleccionada) 09 de November de 2021 / 10:58
Tequila
 

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