selección 11 de octubre: "Dialéctica empedernida" de Black Dot
titulo: Dialéctica empedernida
autor: Black Dot
Al señor que caminaba enfrente de mí se le escapó el pene por la pierna del pantalón. Siguió su camino ignorante de su pérdida. No supe que hacer. ¿Le gritaba que regresara a recoger su miembro o lo pateaba hasta alcanzarlo y mostrarle lo que había extraviado? Lo pateé. Mala puntería, rebotó en una pared y le pegó en la cara a un tipo que montó en cólera.—¿De quién es esta verga? —rugió
Quise explicarle que era del señor, que en ese momento doblaba la esquina, pero no me dio tiempo; recogió el pito del piso y se me vino encima. Quería aclararle el asunto. Ofrecer una disculpa, señalar al dueño, decir que debíamos alcanzarlo y devolver su pertenencia, pero aquello vibraba en las manos del ofendido de manera vigorosa y yo, al ver esto, quede absorto.
—Oiga —grito una mujer—, no abuse del joven, quería realizar una buena acción.
Él tipo se dio vuelta le enseño el miembro, que de tanto estar en su mano lucia ahora turgente, de buen tamaño y, no le voy a mentir, más ancho. Ella se persigno.
—Ay Dios de los cielos que cosa tan horrenda —decía y se echaba aire a la cara—, quite eso de aquí, no quiero que me toque ni que me salpique.
Él tipo se hartó de discutir y metió el enorme falo en una bolsa de su chaqueta.
—Para el asador — dijo y se marchó a casa.
Nunca sabremos si acaso el dueño lo habrá extrañado.
autor: Black Dot
Al señor que caminaba enfrente de mí se le escapó el pene por la pierna del pantalón. Siguió su camino ignorante de su pérdida. No supe que hacer. ¿Le gritaba que regresara a recoger su miembro o lo pateaba hasta alcanzarlo y mostrarle lo que había extraviado? Lo pateé. Mala puntería, rebotó en una pared y le pegó en la cara a un tipo que montó en cólera.—¿De quién es esta verga? —rugió
Quise explicarle que era del señor, que en ese momento doblaba la esquina, pero no me dio tiempo; recogió el pito del piso y se me vino encima. Quería aclararle el asunto. Ofrecer una disculpa, señalar al dueño, decir que debíamos alcanzarlo y devolver su pertenencia, pero aquello vibraba en las manos del ofendido de manera vigorosa y yo, al ver esto, quede absorto.
—Oiga —grito una mujer—, no abuse del joven, quería realizar una buena acción.
Él tipo se dio vuelta le enseño el miembro, que de tanto estar en su mano lucia ahora turgente, de buen tamaño y, no le voy a mentir, más ancho. Ella se persigno.
—Ay Dios de los cielos que cosa tan horrenda —decía y se echaba aire a la cara—, quite eso de aquí, no quiero que me toque ni que me salpique.
Él tipo se hartó de discutir y metió el enorme falo en una bolsa de su chaqueta.
—Para el asador — dijo y se marchó a casa.
Nunca sabremos si acaso el dueño lo habrá extrañado.
carlos bortoni
04 de November de 2021 / 10:44
04 de November de 2021 / 10:44
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