Preocupaciones
–Algo tenemos que hacer –dijo Borges–. Parece La biblioteca de Babel.
–Es como una Rebelión en la granja –añadió George Orwell.
–Peor aún. Es El llano en llamas –terció Juan Rulfo–. ¿Hacia dónde vamos?
La conversación se enmarcaba en un coloquio entre escritores, preocupados por el futuro de los libros ante la irrupción tecnológica: Internet, la nube, realidad virtual, IA, redes sociales y más.
–Me inquieta. Veo a Frankenstein: un engendro de parches y costuras –declaró Mary Shelley.
–Genji Monogatari –postuló Murasaki Shikibu, pero nadie pudo entender.
–Orgullo y prejuicio los ciegan –expresó Jane Austen–. ¿No ven que ya es el siglo XXI?
–Exacto. Es La máquina del tiempo. Así funciona ahora –opinó H.G. Wells.
–Además, parece ser Un mundo feliz –asentó Aldous Huxley–. Bueno, eso creo –agregó.
–Sí, es increíble. Diría que estoy como Alicia en el país de las maravillas: sorpresa tras otra –afirmó Lewis Carroll. Luego, H.G. Wells intervenía de nuevo:
–Me parece que el ser humano no quiere ser El hombre invisible. Investiga, se informa y expresa por todos los medios.
–Me das Grandes esperanzas –respondió Dickens–. Ojalá fuera cierto, pero hay mucha basura.
En tanto, un Arthur Rimbaud pensativo, manifestaba:
–Solo espero que no ocurra un apagón digital. Sería como pasar Una temporada en el infierno.
–O Cien años de soledad –externó García Márquez–. La compañía de los libros es insustituible.
–Cierto –asintió Unamuno–, pero ocurriría como cuando hay Niebla, luego se esfuma y sale el sol.
–Excepto en las Cumbres borrascosas, don Miguel –contestó Emily Brönte.
–Es El proceso de cambio, La metamorfosis, una más –replicó Kafka.
–De acuerdo. Es La historia interminable que empezó a escribirse en las cavernas –formuló Michael Ende.
–No, es La historia universal de la infamia –alegó Borges–. Es inaudito.
–Esto parece La divina comedia –intervino Dante Alighieri– Debatimos sobre lo inevitable. Como el tiempo, la humanidad avanza y nada la detiene. Ni nosotros.
–Amigos, olvidemos esto y juguemos Rayuela –interrumpió Cortázar– yo les enseño. Y luego les cuento unas buenas Historias de cronopios y de famas. ¿Vale?
–Es como una Rebelión en la granja –añadió George Orwell.
–Peor aún. Es El llano en llamas –terció Juan Rulfo–. ¿Hacia dónde vamos?
La conversación se enmarcaba en un coloquio entre escritores, preocupados por el futuro de los libros ante la irrupción tecnológica: Internet, la nube, realidad virtual, IA, redes sociales y más.
–Me inquieta. Veo a Frankenstein: un engendro de parches y costuras –declaró Mary Shelley.
–Genji Monogatari –postuló Murasaki Shikibu, pero nadie pudo entender.
–Orgullo y prejuicio los ciegan –expresó Jane Austen–. ¿No ven que ya es el siglo XXI?
–Exacto. Es La máquina del tiempo. Así funciona ahora –opinó H.G. Wells.
–Además, parece ser Un mundo feliz –asentó Aldous Huxley–. Bueno, eso creo –agregó.
–Sí, es increíble. Diría que estoy como Alicia en el país de las maravillas: sorpresa tras otra –afirmó Lewis Carroll. Luego, H.G. Wells intervenía de nuevo:
–Me parece que el ser humano no quiere ser El hombre invisible. Investiga, se informa y expresa por todos los medios.
–Me das Grandes esperanzas –respondió Dickens–. Ojalá fuera cierto, pero hay mucha basura.
En tanto, un Arthur Rimbaud pensativo, manifestaba:
–Solo espero que no ocurra un apagón digital. Sería como pasar Una temporada en el infierno.
–O Cien años de soledad –externó García Márquez–. La compañía de los libros es insustituible.
–Cierto –asintió Unamuno–, pero ocurriría como cuando hay Niebla, luego se esfuma y sale el sol.
–Excepto en las Cumbres borrascosas, don Miguel –contestó Emily Brönte.
–Es El proceso de cambio, La metamorfosis, una más –replicó Kafka.
–De acuerdo. Es La historia interminable que empezó a escribirse en las cavernas –formuló Michael Ende.
–No, es La historia universal de la infamia –alegó Borges–. Es inaudito.
–Esto parece La divina comedia –intervino Dante Alighieri– Debatimos sobre lo inevitable. Como el tiempo, la humanidad avanza y nada la detiene. Ni nosotros.
–Amigos, olvidemos esto y juguemos Rayuela –interrumpió Cortázar– yo les enseño. Y luego les cuento unas buenas Historias de cronopios y de famas. ¿Vale?
Papalotl
01 de November de 2021 / 16:59
01 de November de 2021 / 16:59
Para poder escribir en la Marina, tienes que registrarte como usuario o ingresa.