Un matrimonio amigo era extorsionado por teléfono. Las amenazas eran reales y serias. Él había perdido el sueño y estaba muy preocupado e irritable. Ella, presa de la impotencia, lloraba a menudo y empezó a beber. Me ofrecí a ayudarlos y, en una trama que bien podría convertirse en una novela de intriga, resolví el caso y los delincuentes terminaron en la cárcel. En agradecimiento, la pareja me invitó a cenar en su restaurante al día siguiente. Solo debía darle mi nombre al maître y ordenar lo que quisiera. Por compromisos contraídos anteriormente, ellos procurarían llegar más tarde. Los platillos eran exquisitos, los vinos incomparables, y fue la cuenta la que me hizo ver que el hambre y la pobreza son peores que las drogas: provocan alucinaciones y sueños rebuscados, como aquella amistad y la trama de esa azarosa novela de intriga y persecuciones que quizás escriba si consigo deshacerme de quienes vienen tras mis huesos.
Lafitte
19 de October de 2021 / 04:45
Efectos de la miseria 19 de October de 2021 / 04:45
Lafitte
Taller 20 de October de 2021 / 21:49
Elisa A.
 

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