Tecnología aplicada
En un viaje al extranjero me abordó un mendigo hablando en una lengua extraña. Aunque era obvia su intención, me encogí de hombros para indicarle que no comprendía. Entonces me hizo la petición en inglés. Nuevamente le hice ver mi desconocimiento. Lo hizo después en alemán, luego en francés y prosiguió en otros idiomas: italiano, chino, árabe y portugués. Ante mi reiterada falta de comprensión, exclamó:
—Bueno, coño, creo que somos de esos paisanos que nunca hemos salido del pueblo, ¿verdad? ¿Tendrás unos duros por ahí que te sobren? También acepto euros, dólares, yuanes y hasta bitcoins.
Me ganó la risa, y acorralado por su habilidad, ya no tuve escapatoria. Le di el último dólar que traía en efectivo y me retiré de ahí antes de que llegara otro.
Dos cuadras más adelante se acercó uno más. A él simplemente le mostré la cartera vacía y di la media vuelta. Antes de caminar dos pasos me atajó, y con una amplia y pícara sonrisa, sacó a relucir una terminal inalámbrica para pago con tarjeta de crédito mientras me preguntaba:
—¿Mastercard, Visa o American Express?
—Bueno, coño, creo que somos de esos paisanos que nunca hemos salido del pueblo, ¿verdad? ¿Tendrás unos duros por ahí que te sobren? También acepto euros, dólares, yuanes y hasta bitcoins.
Me ganó la risa, y acorralado por su habilidad, ya no tuve escapatoria. Le di el último dólar que traía en efectivo y me retiré de ahí antes de que llegara otro.
Dos cuadras más adelante se acercó uno más. A él simplemente le mostré la cartera vacía y di la media vuelta. Antes de caminar dos pasos me atajó, y con una amplia y pícara sonrisa, sacó a relucir una terminal inalámbrica para pago con tarjeta de crédito mientras me preguntaba:
—¿Mastercard, Visa o American Express?
Pepe Le Pew
13 de October de 2021 / 21:43
13 de October de 2021 / 21:43
Para poder escribir en la Marina, tienes que registrarte como usuario o ingresa.