Primero fueron amigos, siguió la esposa y más tarde, sus hijos. A medida que se ampliaba el páramo de su existencia, lo fue poblando de gratos recuerdos. Cuando parecía que eran insuficientes, aún le quedaban los libros, la música, una copa de vino y un buen habano, viejos conocidos que, sabía, jamás lo iban a abandonar, como tampoco sus achaques. Para ellos estaban los remedios de la abuela.
Papadzul
19 de September de 2021 / 01:53
Medicina para las ausencias 19 de September de 2021 / 01:53
Papadzul
Taller (seleccionada) 20 de September de 2021 / 16:31
Elisa A.
 

Para poder escribir en la Marina, tienes que registrarte como usuario o ingresa.