Hasta que la muerte nos separe
Aquello ya era insostenible. Todos los días después de darle un baño y vestirlo, le ayudaba a bajar los quince escalones para ir al comedor, desayunar y proseguir con aquella tediosa rutina diaria de contemplar cómo sucumbían las horas hasta el anochecer antes de subir al dormitorio. Esta vez, cuando apenas íbamos en el octavo, accidentalmente solté sus manos, le dije que habíamos llegado a la planta baja y que podía dar un paso al frente. Me conforta saber que tendrá una mejor calidad de vida dondequiera que haya ido a parar. Yo también aspiro a ella.
Posdata
10 de August de 2021 / 18:41
10 de August de 2021 / 18:41
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