Siempre que abría el cerrojo y levantaba la tapa de aquel cofre satinado, se le inundaban los ojos de lágrimas. Sólo quedaban un par de agujas, una madeja y el títere que siempre remendó. Leía sus ojos inmóviles, lo podía escuchar dolerse hasta el paroxismo; pero luego lo regresaba, pues en su cabeza de titiritero parecía absurdo que esa figura humanoide sufriera el trágico efecto del encierro.
Cuervo Azul
08 de July de 2021 / 06:28
Cajón de muerto 08 de July de 2021 / 06:28
Cuervo Azul
Taller, seleccionada. 17 de July de 2021 / 15:08
Tequila
 

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