Ante la puerta de la sucursal, la cola era interminable. Cuando me llegó el turno, las cinco monedas de chocolate que costaba el billete se habían derretido entre mis manos.
Rudolf
17 de April de 2017 / 17:33
VIAJES DE VUELTA A LA INFANCIA, S.L. 17 de April de 2017 / 17:33
Rudolf
 

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