MAYO · HERENCIAS · VEREDICTO DE NUESTRA JUEZA, MANUELA FERNÁNDEZ CACAO
Agradezco al taller de Ficticia, y en especial a su coordinadora Carmen Simón, el haberme invitado a participar como jueza en el mes de mayo. Llevarlo a cabo ha sido un honor y un placer.
He dedicado máxima atención a todos y cada uno de los textos que se han presentado, y he de decir, que detrás de cada uno de ellos se vislumbra, como mínimo, el germen de un minificcionista en ciernes. Animo a todos aquellos que no hayan pasado a la fase de taller, a que profundicen en los orígenes del microrrelato, particularidades que lo determinan, así como a leer a los “grandes” de este género tan difícil de manejar.
Elegir tres relatos, después de analizar en profundidad los seleccionados por los talleristas, ha sido difícil. Son textos muy buenos, si bien, por ser este un género que debe tender a la perfección, aquellos con duplicidad evitable de vocablos, falta de guión de cierre, de comas de inciso o cualquier otro detalle de esta índole, han sido excluidos de los puestos ganadores. Caso contrario, no hubiera dado lugar a un dictamen razonable.
Mi veredicto es el siguiente:
PRIMER PUESTO
“Una familia como cualquier otra” Merita.
Tallerista: Marcial Fernández
Es triste admitirlo, sí, pero sucede en las mejores familias: cuando el abuelo murió nos peleamos como perros y gatos por la herencia. Y como siempre pasa, al final nadie queda del todo satisfecho con el reparto. Mis primos heredaron su intolerancia a la lactosa; a mi madre le tocó su calvicie y los pelos en las orejas, que por lo menos compensa con su talento para los negocios; tía Eulogia consiguió su fabulosa capacidad de predecir el clima con dos días de anticipación según lo hinchado de las rodillas. Yo soy el único que no se queja: tengo sus ojos, que guardo amorosamente en un frasquito debajo de mi almohada.
Estructura sencilla y lenguaje coloquial que va fluyendo hasta que nos sorprende con un final espectacular: el narrador tiene los ojos del abuelo muerto. La lectura que hasta ese momento era amable y jocosa, se vuelve delirante incluso se nos antoja cruenta; y el título antes descriptivo, ahora es irónico. Un alarde de creatividad e imaginación.
SEGUNDO PUESTO
“Mala suerte” Pitágoras.
Tallerista: Jorge Oropeza
Como primogénito estaba preparado, mis cualidades eran las idóneas y cumplía con todos los requisitos para ser rey. Haber nacido en la cuna equivocada era el único impedimento.
El relato nos sumerge, con mucha astucia, en el debate recurrente de la monarquía. En la primera parte, de forma sagaz, nos muestra un escenario que aceptamos sin dilación alguna, el mismo que se desmonta en la segunda parte abocándonos a la reflexión, eso sí, el autor queda indemne, no hay juicios de valor, simplemente hay pautas para la deliberación. Todo ello en dos líneas. Un magnífico relato.
TERCER PUESTO
“Herencia materna” Pitágoras
Tallerista: Mónica Brasca
Mi gusto por la literatura se lo debo a mi madre. Nunca olvidaré su sopa de letras, un auténtico poema.
La ambigüedad con la que se utiliza el lenguaje en este texto es digna de elogio. Podríamos hacer una lectura simple y humorística de él, pero nos quedaríamos cortos; el análisis detenido muestra una perfecta amalgama de vocablos: gusto, sopa, literatura, letras…, una agudeza encomiable, traído al tema de la convocatoria “herencias” de manera ingeniosa.
Por último, agradecer a los participantes de esta convocatoria por la respuesta que han tenido a la misma, y felicitar a los talleristas por la plausible tarea de aportar, con generosidad, su experiencia y tiempo a este género cada día con más seguidores. Mil gracias a todos.
Manuela Fernández Cacao
He dedicado máxima atención a todos y cada uno de los textos que se han presentado, y he de decir, que detrás de cada uno de ellos se vislumbra, como mínimo, el germen de un minificcionista en ciernes. Animo a todos aquellos que no hayan pasado a la fase de taller, a que profundicen en los orígenes del microrrelato, particularidades que lo determinan, así como a leer a los “grandes” de este género tan difícil de manejar.
Elegir tres relatos, después de analizar en profundidad los seleccionados por los talleristas, ha sido difícil. Son textos muy buenos, si bien, por ser este un género que debe tender a la perfección, aquellos con duplicidad evitable de vocablos, falta de guión de cierre, de comas de inciso o cualquier otro detalle de esta índole, han sido excluidos de los puestos ganadores. Caso contrario, no hubiera dado lugar a un dictamen razonable.
Mi veredicto es el siguiente:
PRIMER PUESTO
“Una familia como cualquier otra” Merita.
Tallerista: Marcial Fernández
Es triste admitirlo, sí, pero sucede en las mejores familias: cuando el abuelo murió nos peleamos como perros y gatos por la herencia. Y como siempre pasa, al final nadie queda del todo satisfecho con el reparto. Mis primos heredaron su intolerancia a la lactosa; a mi madre le tocó su calvicie y los pelos en las orejas, que por lo menos compensa con su talento para los negocios; tía Eulogia consiguió su fabulosa capacidad de predecir el clima con dos días de anticipación según lo hinchado de las rodillas. Yo soy el único que no se queja: tengo sus ojos, que guardo amorosamente en un frasquito debajo de mi almohada.
Estructura sencilla y lenguaje coloquial que va fluyendo hasta que nos sorprende con un final espectacular: el narrador tiene los ojos del abuelo muerto. La lectura que hasta ese momento era amable y jocosa, se vuelve delirante incluso se nos antoja cruenta; y el título antes descriptivo, ahora es irónico. Un alarde de creatividad e imaginación.
SEGUNDO PUESTO
“Mala suerte” Pitágoras.
Tallerista: Jorge Oropeza
Como primogénito estaba preparado, mis cualidades eran las idóneas y cumplía con todos los requisitos para ser rey. Haber nacido en la cuna equivocada era el único impedimento.
El relato nos sumerge, con mucha astucia, en el debate recurrente de la monarquía. En la primera parte, de forma sagaz, nos muestra un escenario que aceptamos sin dilación alguna, el mismo que se desmonta en la segunda parte abocándonos a la reflexión, eso sí, el autor queda indemne, no hay juicios de valor, simplemente hay pautas para la deliberación. Todo ello en dos líneas. Un magnífico relato.
TERCER PUESTO
“Herencia materna” Pitágoras
Tallerista: Mónica Brasca
Mi gusto por la literatura se lo debo a mi madre. Nunca olvidaré su sopa de letras, un auténtico poema.
La ambigüedad con la que se utiliza el lenguaje en este texto es digna de elogio. Podríamos hacer una lectura simple y humorística de él, pero nos quedaríamos cortos; el análisis detenido muestra una perfecta amalgama de vocablos: gusto, sopa, literatura, letras…, una agudeza encomiable, traído al tema de la convocatoria “herencias” de manera ingeniosa.
Por último, agradecer a los participantes de esta convocatoria por la respuesta que han tenido a la misma, y felicitar a los talleristas por la plausible tarea de aportar, con generosidad, su experiencia y tiempo a este género cada día con más seguidores. Mil gracias a todos.
Manuela Fernández Cacao
Coordinación de La Marina 2020
29 de June de 2021 / 08:12
29 de June de 2021 / 08:12
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