Los niños empiezan a juntarse detrás del muro lleno de grafiti, que da al canal de aguas negras. Esperan ansiosos a que alguien saque el desarmador para abrir las latas. El líquido amarillo y espeso es depositado en las bolsas de plástico que cada uno ha conseguido. Después, mientras inhalan y el solvente en el pegamento se va evaporando en su cerebro, se derrumban hasta que parecen recién nacidos; babean y emiten sonidos guturales que parecen venir desde un lugar primitivo y recóndito, más allá de la miseria de sus jóvenes vidas.
Black Dot
16 de April de 2017 / 15:27
La banda 16 de April de 2017 / 15:27
Black Dot
TALLER 17 de April de 2017 / 10:42
José M. Nuévalos
 

Para poder escribir en la Marina, tienes que registrarte como usuario o ingresa.