El techo de la casa era una enorme regadera. Mamá iba de aquí para allá poniendo cubetas, platos... cuanto recipiente tuviera a la mano para atrapar agua. Cuando vio que no se daba abasto, tomó el teléfono para llamar a los bomberos, a la policía..., a alguien que le explicara qué estaba sucediendo dentro de su sala.

Desde el timón de un barco de papel, Noecilla la tranquilizó:

?No te preocupes, mami: sólo es una nubecita que invité a jugar, pero ya se va.
Eneas
16 de April de 2017 / 03:24
La visita 16 de April de 2017 / 03:24
Eneas
 

Para poder escribir en la Marina, tienes que registrarte como usuario o ingresa.