IMSS
Por fin escucho mi nombre, grito que siempre me avergüenza al ver la cara de rabia con la que me miran los que todavía tienen horas de espera por delante; me escurro hasta la mesa de la enfermera, recojo mi carné y entro al consultorio en busca de una explicación a las ronchas que tengo por todo el cuerpo. Me siento en una silla que ya perdió el relleno y en lo que el médico decide levantar la mirada me distraigo leyendo un gran mural en cartulinas, corazones de terciopelo con papel calado que supone encaje y frasecitas catastróficas escritas con plumones de colores. Los artistas del mural en el Seguro, logran hacer de la hipertensión un discurso estético que Bretón hubiera vuelto poesía.
Después de un rato, y de encontrar en mí todos los síntomas de la enfermedad silenciosa, el galeno decide dejar su pantalla e interrogarme sobre mi prurito, pero es demasiado tarde, el padecimiento sigiloso, ha cobrado otra víctima.
Después de un rato, y de encontrar en mí todos los síntomas de la enfermedad silenciosa, el galeno decide dejar su pantalla e interrogarme sobre mi prurito, pero es demasiado tarde, el padecimiento sigiloso, ha cobrado otra víctima.
Aplacate
04 de June de 2021 / 23:14
04 de June de 2021 / 23:14
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