Cuando papá murió supuse que sería inmensamente rico. Y lo era... en el papel. Todo su dinero lo tenía invertido en acciones de prestigiadas y sólidas empresas. Su testamento estipulaba que no podrían ser vendidas hasta cinco años después. El desdichado viejo se salió con la suya: aún muerto me obligaba a trabajar.
Pseudónimo
03 de May de 2021 / 04:41
Última voluntad 03 de May de 2021 / 04:41
Pseudónimo
Taller 06 de May de 2021 / 16:06
Fernando
 

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