Hola, Josep. Un gusto saludarte de nuevo. Espero que te encuentres bien.

Con base en lo que recomiendas, aquí va una nueva versión:

El desertor

Aunque la evidencia me incriminaba, aquel hombre insistía en que yo había cometido esos atroces asesinatos. No podía permitir que me acusara de lo que, en realidad, era obra suya. En su insistencia, argumentó que debía responder por mis acciones como cualquier otro individuo con juicio y libre albedrío.

Esa declaración reveladora me permitió tomar conciencia de los hechos y darle un giro inesperado a mi vida. Basado en sus argumentos me declaré en rebeldía y salí de la habitación en silencio en tanto él seguía enfrascado en su discurso y escribiendo. Una amplia sonrisa de satisfacción afloró cuando el aire fresco golpeó en mi rostro. Imaginaba su sorpresa al descubrir que deberá buscar a otro personaje dispuesto a asumir el papel de asesino para sus cruentas historias.

Un abrazo