La primera vez fue por accidente y lo encontré extrañamente placentero. La sangre tibia brotando a chorros que resbalaba por mis manos me invitó a continuar. Unas semanas después ya era una adicción incontrolable. Mi predilección por las personas obesas me valió el mote con el que fui bautizado. Mis crímenes habían pasado desapercibidos hasta que cometí un error. Nunca imaginé que el tipo gordo y torpe que quise degollar con la navaja de afeitar trajera puesto un cuello ortopédico. Tampoco que fuera un aguerrido luchador de Sumo.
Johnny Pinto
13 de April de 2021 / 23:55
Botero en el bote 13 de April de 2021 / 23:55
Johnny Pinto
Taller 18 de April de 2021 / 17:28
Laura Elisa Vizcaíno
 

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