No siento culpa ni tengo remordimientos. Apretar el cuello, encajar el puñal, oprimir el gatillo o asestar el golpe siempre fueron actos honestos y de misericordia. A todas mis víctimas les ahorré la incertidumbre, típica en toda burocracia, y la angustiosa espera de una muerte segura. Todas ellas supieron con certeza y la debida antelación la hora de su muerte.
Pseudónimo
10 de April de 2021 / 12:58
Simplificación de trámites 10 de April de 2021 / 12:58
Pseudónimo
Seleccionada 12 de April de 2021 / 00:30
Tomás del Rey
 

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