Los dioses deciden quién ha de partir. Los oí la primera vez a los quince años, me ungieron con la sangre de un conejo que pataleaba en los estertores de la muerte. Me asustó, pero me sedujo el sentimiento. Les temo, saben demasiado de mí. A los diecisiete exigieron a mi mejor amigo. No tuve más remedio que obedecer e inmolarlo, después de todo son omnipotentes y yo un simple mortal. Desde entonces, como un azteca procurando la longevidad del sol, sacrifico a todo aquel que es señalado por ellos. Quizás esta noche, por pura suerte tuya y devoción mía, visite tu casa.
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02 de April de 2021 / 14:39
El emisario 02 de April de 2021 / 14:39
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Taller 06 de April de 2021 / 22:30
Fernando
 

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