El largo historial de fraudes y estafas que cimentaban su fortuna, le impedía acudir a la policía para reportar el robo de su automóvil de lujo aquella mañana. Al día siguiente se sorprendió de encontrarlo de nuevo en su lugar, lavado, pulido y encerado. Al abrirlo con cierta cautela, encontró un sobre encima del tablero de instrumentos. En su interior había dos boletos para la ópera y una atenta nota que decía:

“Estimado señor:

Lamento sinceramente haberlo hecho pasar por un mal día. Mi auto se descompuso, y necesitaba cómo trasladar de urgencia a mi esposa, enferma de gravedad, al hospital. Su vehículo estaba a la mano y me permití la libertad de tomarlo prestado. En compensación por las molestias, le dejo dos boletos para la función de la ópera de mañana. Espero que disfrute Madame Butterfly desde el palco, se la recomiendo.

Nuevamente, mil disculpas”

Extrañado e incrédulo, el hombre tomó los boletos, comprobó que eran auténticos y al día siguiente acudió al teatro con su mujer. Después fueron cenar. Al regresar a casa al filo de la medianoche, descubrió que estaba totalmente vacía. El ladrón se había llevado hasta el gato de angora.
Murata
14 de March de 2021 / 05:37
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Laura Elisa Vizcaíno
 

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