Ayer vi a un niño con bigotes de chocolate, a un hombre bailando en la lluvia con el viento y a una mujer dirigiendo a un ejército de albañiles. Cosas sin importancia diría la gente común. Simples cosas que me llenan los ojos y cubren los huecos que la metralla de la vida deja en la fachada del alma. Son ellas, y nada más, las que hacen la carga llevadera y me permiten ver que no es lo grande ni espectacular lo importante, sino la sencillez del universo y la capacidad para apreciarlo. Solo falta algo. Ver una sonrisa en tu rostro haría de este día algo más que perfecto.