La fila del banco era larga. Esperábamos sentados cuando Ana me apretó la mano con fuerza y yo sentí un hormigueo por todo el cuerpo. Me miró a la cara y me dijo: aquí. Y solo con observar cómo mordía su labio inferior mi sexo se transformó. Al ver mi bulto sonrió, dejó su silla y se sentó en mis piernas sin importarle las miradas que de inmediato se quedaron fijas en nuestros cuerpos. Se movía lentamente, ora hacia adelante, ora hacia atrás, como si las olas de un mar invisible la mecieran. Ella me había prohibido tocarla. Era ella quien hacía y yo quien se dejaba hacer. Y todo esto me excitaba aún más. Sentí su pelo en mi cara, ese olor a bamboo fresco que había conocido diez años atrás, en un bar del centro de la ciudad... esa noche se acercó a mi mesa y mientras sonreía dijo: aquí.
carlos martín briceño
29 de December de 2020 / 01:27
Aquí 18 de December de 2020 / 02:47
Fernando Ira
tallereo 1/Muy buena minificción, sólo propongo algunos ajustes: 29 de December de 2020 / 01:27
carlos martín briceño
 

Para poder escribir en la Marina, tienes que registrarte como usuario o ingresa.