Respuesta al comentario (2)
De acuerdo. Aquí va:
El elegido
Afuera de la nave hacían todo lo posible para que la misión tuviera éxito. En el interior únicamente escuchábamos rumores, susurros y respiraciones entrecortadas en un ambiente de nerviosismo. Solo podíamos imaginar la escena mientras la tensión crecía. Sin entrenamiento previo, debíamos estar listos para entrar en acción en cualquier momento.
Al parecer, las gestiones diplomáticas surtían efecto, y cuando soltaron las amarras dejando en libertad a nuestro submarino, el comandante lo dirigió con precisión para alcanzar el primer objetivo: entrar por la bahía y atracar en el puerto fortificado.
Las defensas, que en otras condiciones se opondrían, estuvieron de nuestro lado gracias a las negociaciones que nos permitieron penetrar en la fortaleza sin resistencia. Una vez dentro hubo gran agitación, y luego de un breve zafarrancho vino la orden de desembarcar. Miles fuimos lanzados fuera del navío tras una andanada de disparos para buscar, a oscuras y nadando a contracorriente por un pasaje estrecho, una cita con el destino, que solo yo habría de conseguir a costa de dar la vida. Dudo si fue buena idea hacerlo, porque lo que empezó como un juego inocente tuvo una consecuencia que ahora se llama Arturo, quien temo que está a punto de repetir la historia.
Gracias, saludos y felicidades en estas fechas.
El elegido
Afuera de la nave hacían todo lo posible para que la misión tuviera éxito. En el interior únicamente escuchábamos rumores, susurros y respiraciones entrecortadas en un ambiente de nerviosismo. Solo podíamos imaginar la escena mientras la tensión crecía. Sin entrenamiento previo, debíamos estar listos para entrar en acción en cualquier momento.
Al parecer, las gestiones diplomáticas surtían efecto, y cuando soltaron las amarras dejando en libertad a nuestro submarino, el comandante lo dirigió con precisión para alcanzar el primer objetivo: entrar por la bahía y atracar en el puerto fortificado.
Las defensas, que en otras condiciones se opondrían, estuvieron de nuestro lado gracias a las negociaciones que nos permitieron penetrar en la fortaleza sin resistencia. Una vez dentro hubo gran agitación, y luego de un breve zafarrancho vino la orden de desembarcar. Miles fuimos lanzados fuera del navío tras una andanada de disparos para buscar, a oscuras y nadando a contracorriente por un pasaje estrecho, una cita con el destino, que solo yo habría de conseguir a costa de dar la vida. Dudo si fue buena idea hacerlo, porque lo que empezó como un juego inocente tuvo una consecuencia que ahora se llama Arturo, quien temo que está a punto de repetir la historia.
Gracias, saludos y felicidades en estas fechas.
Pi
23 de December de 2020 / 22:47
23 de December de 2020 / 22:47
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