Respuesta al taller
Hola, Paola
Te aclaro: mi seudónimo es "Pseudónimo" desde mi última reencarnación en Ficticia hace varios meses.
Gracias por tus comentarios y sugerencias, que aplico en esta nueva versión con algunas variantes. También eliminé la mayúscula en Monsieur donde creo que se requiere. Espero que te parezca bien.
Deseos y placeres prohibidos
–Bonsoir, monsieur Des Trampes, es un placer verlo otra vez. ¿Desea lo de siempre?
–Por supuesto, lo acostumbrado. Y supongo, si comprendí bien su pregunta, que el placer será mío.
–Sí, sí, entiendo, Monsieur: lo habitual. Mismos deseos, suite, chicas, champagne. Solo veo un pequeño problema, si me lo permite.
–¿Si? ¿Cuál es?
–Que usted no es el mismo Armand Des Trampes y…
–¡Cómo se atreve, Gervasio! Es usted un insolente.
–Lo siento, señor, pero el que conocí tenía una esposa, que nunca vi, varios guardaespaldas y llevaba un estilo de vida, digamos… extravagante y disipado; pero no llegaba con esposas, custodiado por agentes ni medio narcotizado con una pijama a rayas puesta. Extraño esa joie de vivre tan suya y ese discreto encanto, el sutil erotismo que transpiraba por sus poros.
–¡Qué descaro el suyo! ¿Qué más bromas me tiene?
–Decirle que no estamos donde lo recibía desde hace años.
–¿No? Entonces, ¿dónde es aquí?
–El lobby del penal de Almoloya.
–¿Está seguro? ¿Qué hacemos en este sitio?
–Yo trabajo aquí como celador, digamos… una especie de concierge. Perdí mi empleo cuando el hotel cerró por la pandemia, ¿y usted? Me disculpo de antemano. A lo mucho podré conseguirle el mismo número de celda, unos calendarios con chicas desnudas que introduciré de contrabando y una botella de agua gaseosa. Feliz y placentera estancia, Monsieur. Que la fuerza lo acompañe. Adieu.
Saludos
Te aclaro: mi seudónimo es "Pseudónimo" desde mi última reencarnación en Ficticia hace varios meses.
Gracias por tus comentarios y sugerencias, que aplico en esta nueva versión con algunas variantes. También eliminé la mayúscula en Monsieur donde creo que se requiere. Espero que te parezca bien.
Deseos y placeres prohibidos
–Bonsoir, monsieur Des Trampes, es un placer verlo otra vez. ¿Desea lo de siempre?
–Por supuesto, lo acostumbrado. Y supongo, si comprendí bien su pregunta, que el placer será mío.
–Sí, sí, entiendo, Monsieur: lo habitual. Mismos deseos, suite, chicas, champagne. Solo veo un pequeño problema, si me lo permite.
–¿Si? ¿Cuál es?
–Que usted no es el mismo Armand Des Trampes y…
–¡Cómo se atreve, Gervasio! Es usted un insolente.
–Lo siento, señor, pero el que conocí tenía una esposa, que nunca vi, varios guardaespaldas y llevaba un estilo de vida, digamos… extravagante y disipado; pero no llegaba con esposas, custodiado por agentes ni medio narcotizado con una pijama a rayas puesta. Extraño esa joie de vivre tan suya y ese discreto encanto, el sutil erotismo que transpiraba por sus poros.
–¡Qué descaro el suyo! ¿Qué más bromas me tiene?
–Decirle que no estamos donde lo recibía desde hace años.
–¿No? Entonces, ¿dónde es aquí?
–El lobby del penal de Almoloya.
–¿Está seguro? ¿Qué hacemos en este sitio?
–Yo trabajo aquí como celador, digamos… una especie de concierge. Perdí mi empleo cuando el hotel cerró por la pandemia, ¿y usted? Me disculpo de antemano. A lo mucho podré conseguirle el mismo número de celda, unos calendarios con chicas desnudas que introduciré de contrabando y una botella de agua gaseosa. Feliz y placentera estancia, Monsieur. Que la fuerza lo acompañe. Adieu.
Saludos
Pseudónimo
22 de December de 2020 / 20:11
22 de December de 2020 / 20:11
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