Momento es de constituir una sociedad, anónima de preferencia, de hacernos de una compañía y lanzar nuestras acciones al mercado, morenita de mis pesares, cuando vayas por el mandado, o en el parque si sales a pasear y yo, animoso, te acompañe. Cotizaremos en la bolsa, para dormir este sueño en el campo del deseo o en Nueva York, Londres o Tokio, hotelitos que, de paso, conozco en ciertos rumbos de la cuidad; qué más da, tesoro. Podríamos hacerlo también en mi humilde y acogedora casa, que podría ser tuya si me das lo que yo quiero que sea mío, algo que está ahí que, brincos doy, para que encaje aquí. Porque, como bien dice el dicho, todo cabe en tu jarrito sabiéndotelo acomodar. En momentos invertiremos mientras que, en otros, el vaivén de las altas y bajas propias y ajenas de la actividad bursátil, el toma y daca habitual en estos casos, nos hará multiplicar nuestra experiencia hasta llegar al clímax. Vas a ver que le tomarás el gusto y, golosa, habrás de pedir más, sin querer retirarte del negocio. Yo, encantado, te daré ese placer, que también tendrá que ser el mío.