La luz encendida del medio día se estrella en la ventana. Jugueteo con las páginas, encuentro y leo en voz alta el Cantar de los cantares: soy la oveja dócil que condujiste debajo de un árbol. Reposa en mis labios tu fruto.

Miro al techo, no tienes forma ni tu voz un rostro, sin embargo, te invoco. Unos leves toquidos al otro lado de la puerta aumentan mi fervor. Cierro las páginas del libro sublime e imagino tus labios en mis dedos encendidos. El timbre de la alarma inunda la habitación, golpea en mis oídos, recorro la falda de mi uniforme, la puerta se abre y aún no he terminado.

Otra tarde de castigo.
Anayansi Ló.Ma.
21 de December de 2020 / 04:28
Corrección 21 de December de 2020 / 04:28
Anayansi Ló.Ma.
COMENTARIO : 24 de December de 2020 / 19:21
El último Abencerraje
 

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