—En éstas fiestas vamos de dejar nuestras inquietudes y problemas colgados del árbol, para llenarnos de paz y amor.
—Bonitos propósitos, cariño.
—Nos despojaremos también de malos humores, de conflictos, de rencillas…
—¡Magnífico!
—Y de la ropa; para que, desnudos de atavismos y prejuicios, nos entreguemos uno al otro, con deseo y pasión, con entusiasmo, con manos y bocas, piel con piel, cuerpo a cuerpo, pierna entre pierna, palmo a palmo, lengua con lengua, grito a grito, y hasta el último aliento como regalo. ¿Qué te parece, mi amor?
—¡Estupendo! ¿A qué hora es tu fiesta hoy? Yo ya tengo una invitación a otra igual…