Se convenció de que esa era la manera de llegar al cielo. Al lanzarse de la escalera, pudo ver bajo las túnicas de las criaturas celestiales. Como decían las leyendas, no llevaban ropa interior y eran macho y hembra a la vez. Bajo las batas, se abrían las coralas de su sexo y al alcance de su mano, estaba el pistilo erecto. Mientras cantaban, los estambres vibraban y dejaban caer granos dorados de ambrosía que él paladeaba con la lengua fuera de su boca y tuvo el último orgasmo cuando la soga le apretó la garganta.
Celecanto
17 de December de 2020 / 05:58
Cópula con ángeles 17 de December de 2020 / 05:58
Celecanto
Comentario I (taller) 19 de December de 2020 / 05:37
José M. Nuévalos
 

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