Pasarían la Navidad en el departamento de ella. Después de la cena, del intercambio de regalos, felicitaciones y abrazos, despidieron a sus amigos para dar paso a la parte buena de la noche. A la luz de la velas, entre caricias y besos se despojaron pausadamente de sus prendas, hasta dejar al descubierto la lencería que ella llevaba, que no dejaba lugar para la imaginación, mientras él, más pragmático, simplemente terminó de desnudarse. Tras las escenas de seducción, romance y sexo que, como presente navideño, dejamos a la imaginación y preferencias del lector, se obsequiaron mutuamente una velada inolvidable.

A la mañana siguiente, bajo el árbol navideño, encontraron tres paquetes. Para él fue un suéter de lana tejido por ella, quien a su vez recibió el abrigo que había visto en un almacén y un bolso. Al abrir el tercero, del que surgió un grueso libro destinado a los dos y hojearlo rápidamente, la mujer reparó y le dijo:
—Hum… me parece que te dieron gato por liebre, amor. Este ejemplar del Kamasutra no tiene letras ni grabados, está en blanco. ¿No te diste cuenta?
—Por supuesto que sí, y por eso lo compré. Es para que a partir de lo de anoche escribamos nuestra propia versión. Y si quieres, hasta le cambiamos el título. ¿Qué te parece Kamanostra?
Volkandert
09 de December de 2020 / 21:45
Regalos de Navidad 09 de December de 2020 / 21:45
Volkandert
Taller 13 de December de 2020 / 21:40
Lucía
 

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