… y seguía acumulando intentos fallidos. Incontables veces tramó estrategias prometedoras, hasta verlas fracasar, por su timidez. Su prolijo cabello enmarcando el rostro agraciado, torso adecuadamente musculoso, piernas enraizadas con firmeza y brazos contenedores, provocaban en la feria el comentario de las muchachas y la envidia de sus compañeros. Su porte varonil y prolijo, ilusionaba sonriente a las clientas incautas y bañaba de fantasías a las más atrevidas.
Hasta que en una noche imprudente lo traicionó el alcohol y alguna que otra sustancia, para que abriera sus gustos a otros placeres. Para desilusión de sus admiradoras y alivio de su competencia.