La unión fue alcanzada por la bendición; luego en medio del cuarto se despojó total y ofreció sus tesoros a su flamante esposo. Cada una de sus joyas alimentaron el gozo de una noche irrepetible. Madurada en interminables noches de abstinencia, mostró su aplomo en el encuentro. Brilló en la contienda amatoria como una experta del amor. Incendió las vísceras del agraciado hasta agotarle sus energías.
En la mañana, partió sin rumbo, … pues ya había cumplido la promesa largamente esperada.