A medida que fui visualizando mi círculo de influencia sobre el entorno, hasta llegar a la escala cósmica, llegué a una conclusión demoledora: soy menos que un grano de arena, una molécula de la nada. Al hacer cálculos, la probabilidad de que exista es prácticamente cero, y sin embargo, aquí estoy, en medio de la inmensidad, con mis sueños, fantasías y anhelos, como un niño huérfano en Nochebuena en espera de un presente más allá de la existencia. Pero siendo realista, si ni siquiera aparezco en un mapamundi, resulta demasiado pretencioso aspirar a figurar en uno del universo.
Simbad
02 de November de 2020 / 01:50
Total anonimato 02 de November de 2020 / 01:50
Simbad
Taller 16 de November de 2020 / 15:57
Carmen Simón
 

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