SELECCIONADAS (uno y dos) DEL DÍA VEINTE : LA VISIÓN
SELECCIONADAS (uno y dos) DEL DÍA VEINTE :
LA VISIÓN
Era como un sueño, como verse reflejado en un espejo que abarca todas las perspectivas y todos los tiempos. Era como sentir la tibieza de un cuerpo amado en demanda de caricias y la delicadeza de unos dedos surcando geografías. Era experimentar la alquimia de una embriaguez sutil recorriendo uno a uno los sentidos, como abandonarse a los designios de una corriente subcutánea. Era como poner el fuego a disposición del hombre y a éste a la voluntad del viento. Era entender que puede verse más allá de lo que perciben los ojos y que no siempre es necesario ver para poder creer.
Cuando aquella luz estuvo frente a mí, descubrí mi rostro y me vi reflejado en él con más detalles de los que creía conocer. Al darle la espalda, vi mi sombra, mi lado oscuro, mi ausencia y lo que sería el mundo sin mí.
Entonces comprendí la vida, el universo, y todo aquello que ahora ocupa mi cabeza y que me es difícil expresar, a menos que yo tuviese la habilidad de Borges. Y si así fuere, escribiría un cuento titulado “El Aleph”.
Simbad
El encuentro
Nada de lo que leí en aquel cuento que relata la visión de un universo en miniatura, de caras que miran simultáneamente a los cuatro puntos cardinales y de espejos que se proyectan hasta el infinito me pareció desconocido. Cada vez que escudriño tus ojos interminables me veo reflejado en ellos y tú en los míos, inmediatos y tangibles, tan cercanos como el pasado, tan despreocupados como el presente, lejanos como el futuro. Tras descubrir mi propia imaginación y fantasía, me sorprende esta nueva habilidad para traspasar los muros y los años, los pensamientos, las miradas, ver en la oscuridad, y esta curiosa impermeabilidad y transparencia.
PseudónimoEl último
LA VISIÓN
Era como un sueño, como verse reflejado en un espejo que abarca todas las perspectivas y todos los tiempos. Era como sentir la tibieza de un cuerpo amado en demanda de caricias y la delicadeza de unos dedos surcando geografías. Era experimentar la alquimia de una embriaguez sutil recorriendo uno a uno los sentidos, como abandonarse a los designios de una corriente subcutánea. Era como poner el fuego a disposición del hombre y a éste a la voluntad del viento. Era entender que puede verse más allá de lo que perciben los ojos y que no siempre es necesario ver para poder creer.
Cuando aquella luz estuvo frente a mí, descubrí mi rostro y me vi reflejado en él con más detalles de los que creía conocer. Al darle la espalda, vi mi sombra, mi lado oscuro, mi ausencia y lo que sería el mundo sin mí.
Entonces comprendí la vida, el universo, y todo aquello que ahora ocupa mi cabeza y que me es difícil expresar, a menos que yo tuviese la habilidad de Borges. Y si así fuere, escribiría un cuento titulado “El Aleph”.
Simbad
El encuentro
Nada de lo que leí en aquel cuento que relata la visión de un universo en miniatura, de caras que miran simultáneamente a los cuatro puntos cardinales y de espejos que se proyectan hasta el infinito me pareció desconocido. Cada vez que escudriño tus ojos interminables me veo reflejado en ellos y tú en los míos, inmediatos y tangibles, tan cercanos como el pasado, tan despreocupados como el presente, lejanos como el futuro. Tras descubrir mi propia imaginación y fantasía, me sorprende esta nueva habilidad para traspasar los muros y los años, los pensamientos, las miradas, ver en la oscuridad, y esta curiosa impermeabilidad y transparencia.
PseudónimoEl último
25 de October de 2020 / 13:24
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